Dolor de espalda y gimnasio
Sin duda el ejercicio físico es saludable. En su justa medida, nos ayuda a estar mejor física y mentalmente. Nos hace más resistentes a lesiones y enfermedades, y hace que el cuerpo se adapte a situaciones adversas o poco favorables. Es necesario practicarlo a cualquier edad, ya que los beneficios superarán cualquier precio que suponga el practicarlo. Sin embargo, a veces incluso realizando ejercicio continúan molestias que no deberían estar ahí, como el caso de algunas personas que, a pesar de ir al gimnasio, sufren dolores de espalda.
Muchas personas le plantean a su médico esta duda frecuentemente, extrañados al sufrir dolores de espalda, siendo la recomendación de tratamiento (después de la fase aguda y de las medidas farmacológicas) precisamente el practicar ejercicio. Se dieron de alta en el gimnasio y realizaban ejercicio, entonces ¿por qué me duele la espalda a pesar de que hago ejercicio?.
Muchos dolores de espalda no son a consecuencia de una lesión grave (hernia, otros problemas de columna…) suelen deberse bien al sedentarismo o bien a la carga de las tareas cotidianas, ya sea en la casa o en el trabajo. El ejercicio, tanto en gimnasio como en piscina o ejercicio de otro tipo ayuda a fortalecer la musculatura, al mismo tiempo le da flexibilidad y capacidad de responder mejor a los esfuerzos cotidianos.
Por esto el hecho ir al gimnasio o practicar ejercicio, ayudará a que la persona esté más activa, y su cuerpo responda mejor ante las exigencias cotidianas. Entonces ¿por qué hay personas que le siguen comentado a su médico que les sigue doliendo la espalda a pesar de ir al gimnasio?. Puede ser por distintos motivos:
- Hacer ejercicios que no son adecuados: El gimnasio es una posibilidad, y hacer ejercicio va a ayudar a que el cuerpo esté más sano y responda mejor ante un esfuerzo. pero, dependiendo de la patología, es posible que no sea la opción más adecuada. Tenemos que tener en cuenta que en el gimnasio se ofrecen muchas actividades, desde musculación hasta clases colectivas, con objetivos y ejecución muy variada. Es fundamental un diagnóstico preciso de la causa por la cual se produce el dolor de espalda y una indicación correcta de qué tipo de ejercicio puede ayudar a aliviar la situación.
- Incorrecta ejecución del ejercicio: En el gimnasio la técnica lo más importante. No vale de nada levantar mucho peso o realizar muchas repeticiones si lo haces con una técnica incorrecta. En el mejor de los casos estarás trabajando grupos de músculos que deberían estar inmóviles (compensando con el cuerpo para movilizar la carga). En el peor de los casos te estarás exponiendo no solo a no progresar correctamente, sino a sufrir lesiones de diversa consideración.
- Rutina de ejercicios no aptas: Ejercicio muy intenso o demasiado leve, entrenar muchos días en semana o hacerlo solo muy de vez en cuando sin control… El no tener una rutina precisa, supervisada por alguien que pueda asesorar (o bien que la propia persona adquiera conocimientos para poder supervisar su propio programa de ejercicio) provocará que el ejercicio no provoque el efecto y los beneficios que debe, y el dolor de espalda seguirá presente.
- No mejorar el estilo que se lleva de vida: El gimnasio es una parte importante de una mejora en la persona tanto física como mental, sin embargo, de nada sirve entrenar muy bien si el resto del tiempo la persona sobrecarga su espalda de esfuerzo, no cuida la postura o el movimiento al movilizar peso, no mantiene una alimentación adecuada o no duerme las horas necesarias. El ritmo de vida acelerado se acaba pagando, por mucho que vayas a hacer ejercicio.
- No acudir al Médico y demás profesionales: Cualquier persona puede aprender sobre ejercicio y nutrición y llevarlo a cabo por sus propios medios, buscando lo mejor según sus necesidades. Pero si el motivo de apuntarse al gimnasio es la existencia de alguna dolencia musculoesquelética, es necesario que sea un profesional sanitario el que derive. Médico y fisioterapeuta pueden darte unas pautas generales, sobre todo sobre lo que conviene hacer y lo que no. Después, el personal especializado en entrenamiento te buscará la rutina más adecuada al problema que tengas. Siempre debes acudir a los profesionales en caso de duda, no puede intentar mejorar un problema de salud sin consultar al personal sanitario.
Seguramente habrá otras causas por las que estas personas que le comentaban a su Médico que iban al gimnasio, pero les seguía doliendo la espalda no encontraban alivio de su dolor. Estas que hemos mencionado son las causas más comunes que provocan que dolores en principio benignos continúen y no terminen de aliviarse, a pesar de que la persona haga ejercicio.
Revisar si el ejercicio es el adecuado según la dolencia que se sufra, si se realiza con técnica correcta y a la intensidad adecuada, si se asocia a otros hábitos saludables y, sobre todo, no dejar para lo último el consultar a los profesionales sanitarios, para que resuelvan las dudas que podamos tener y nos orienten en el camino que nos llevará al ejercicio más adecuado según nuestra dolencia.
Jose Manuel Prado Prado.